Decálogo para padres en apuros

En esta entrada quisiera dar algunas pautas para ayudar a las madres y padres que, en ocasiones, dudan sobre cómo actuar con sus hijos. ¡Espero que os sirvan!

Buscad consenso en la educación. Si tenéis actitudes diferentes a la hora de educar, el niño estará desorientado. Si, por ejemplo, uno de los miembros de la pareja es más permisivo y el otro asume el rol de regañar o poner normas, éste se sentirá sobrecargado. Además, con el tiempo el niño utilzará esta situación para conseguir lo que quiere. Cuando tengáis dudas o no sepáis qué hacer, deberías hablarlo y negociarlo entre vosotros, nunca delante del niño.

Sed coherentes. Con esto me refiero a que si establecéis unas normas deberías seguirlas siempre que sea posible. Si cambiáis de opinión o no lo tenéis claro, será más difícil conseguir que las cumpla y será muy insistente y reacio a seguirlas. En mi opinión, no poner demasiadas pero ser consecuente con ellas, proporciona a los niños más equilibrio.

Felícitadle. El reforzamiento positivo (así lo llamamos en psicología) es una de las mejores formas de educar y motivar a las personas. Si vuestro hijo consigue un logro, o saca buenas notas, no deis por hecho que debe hacerlo y decidle lo orgullosos que estáis de él.

Expresaros con términos concretos. Cuanto más pequeños sean más difícil será para ellos entender cosas como ‘has sido bueno’ o ‘pórtate bien’. En lugar de eso, es mucho más efectivo comunicarnos expresando acciones concretas como ‘¡qué bien! has recogido los juguetes tú solito’ o ‘a mamá no le gusta que tires los libros al suelo’.

Cuidado con las etiquetas. Casi sin darnos cuenta podemos estar resaltando aspectos del comportamiento de nuestros hijos. Al hacerlo, en parte, creamos esa realidad. Me explico: si repetimos continuamente que un niño es ‘revoltoso’, por ejemplo, estamos prestando atención a esta conducta y fomentando que se repita. Esto a su vez, provocará que sigamos diciendo que es ‘revoltoso’. Es mejor fijarse y expresar las conductas que os parecen positivas y que queréis que se mantengan.

En relación a esto, hay dos frases ‘prohibidas’ a la hora de hablarles a los niños: ‘malo’ y ‘por tu culpa’. A veces se nos pueden escapar en un momento de crispación, debemos evitar utilizarlas.

La sobreprotección no protege. Son nuestros hijos y no queremos que les suceda nada malo, los hemos cuidado desde que nacieron, los hemos alimentado, pasado noches en vela… Sin embargo, es necesario para su crecimiento emocional ir dándoles progresivamente más autonomía. Los niños necesitan sentirse queridos y cuidados por sus padres pero un exceso de protección puede ser un handicap para ellos en el futuro, mermando su autoestima y seguridad en sí mismos. ¡Acéptemos que están creciendo!

‘Mi hijo tiene una perreta, ¿qué hago?’ En ocasiones podrás prevenirlas anticipándote, no poníendole en situaciones que le pongan nervioso o irritado. Si la ves venir puedes intentar distraerle y si aún así esto ocurre… trata de mantener la calma e ¡ignórale!. Es fácil decirlo y mucho más difícil permanecer impasible cuando pasa, ¿verdad?. Ignorarle no es reñirle, ni decirle que se calle, ni mucho menos darle un caramelo o juguete para que se tranquilice (si lo hacéis prepararos para las siguientes). Ignorarle es ‘no ver’ su perreta, hacer como si no estuviera existiendo, que ni siquiera os vea mirarle. Una vez que se le pase, no debéis hacer ningún comentario. Si resistís esta dura prueba todas las veces que repita esta conducta, veréis como poco a poco irá teniendo menos.

‘Mi hijo no come’. Este problema necesitaría un análisis más detallado de la situación. Algunos consejos útiles son evitar que coma entre horas, no obligarle ni insistir ya que no sirve de nada (en realidad agrava el problema), y no hacer comentarios sobre ello delante de él.

¿Porqué son tan diferentes si los educo de la misma manera? No los educas de la misma manera. Cada niño es diferente: edad, sexo, temperamento… Las interacciones con ellos y entre ellos son distintas. Además los niños buscan su rol o papel diferenciador dentro de la familia. Esto se ve muy bien con los gemelos, normalmente hay uno que es más dominante y otro más pasivo.

Cuidaos vosotros también: ser padre o madre es una de las experiencias más maravillosas que hay en la vida… y también agotadora. Nos embarcamos en la crianza de los hijos y casi nos olvidamos de nosotros mismos. Buscar algún tiempo a la semana para dedicárselo a uno mismo es necesario para afrontar esta tarea con entusiasmo ¡y energía!.