La trampa de la ansiedad

La ansiedad es la responsable de que tú y yo hoy nos estemos encontrando en el ciberespacio. Sí, estamos aquí porque nuestros antepasados han sobrevivido gracias a la ansiedad.

La ansiedad es un mecanismo del que disponemos los seres humanos para ponernos a salvo si estamos en peligro. Cuando esto ocurre se producen una serie de cambios físicos y psicológicos que nos preparan para la acción: las pupilas se dilatan para aumentar la visión periférica, los músculos se tensan, el corazón bombea más rápido y fuerte, el sistema digestivo se ralentiza, aumenta el oxígeno en la sangre… Como ves, este ‘sistema de alarma’ es parte de nosotros y tremendamente útil.
Pero ¿qué ocurre cuando el sistema falla, cuando se dispara la alarma en situaciones en las que no hay ningún peligro o cuando la respuesta de alarma es excesiva? Nos encontramos ante un problema de ansiedad.

Los problemas de ansiedad pueden adoptar distintas formas: temor o miedo intenso a animales, objetos, lugares, enfermedades, situaciones sociales, preocuparse constantemente, compulsiones, ataques de pánico

En todos estos casos las personas sienten un gran malestar y la respuesta habitual es tratar de evitarlo o escapar.

¿Cómo ‘escapamos’? dependiendo del problema trataremos de manejarla de distintas maneras: evitando ir a esos sitios, estar con personas, tratando de distraernos, tomando ansiolíticos, lavándonos las manos continuamente, comprobando las cosas una y otra vez, bebiendo alcohol… lo que sea con tal de aliviar la ansiedad. Pasa el tiempo y, en lugar de desaparecer, el problema se complica, cada vez nos sentimos peor, evitamos hacer más cosas, nos encontramos en un círculo vicioso. Es la trampa de la ansiedad.

Veamos cómo funciona:

Cuando algo nos produce ansiedad tratamos de alejarnos o evitar estar ‘ahí’ y eso nos da calma, nos alivia a corto plazo. Esto provoca dos cosas: la próxima vez que vuelvas a encontrarte en esa situación es más probable que hagas lo mismo puesto que alejarte te quita la ansiedad provisionalmente. Además, alejarte te impide comprobar que no pasa nada, que tu ‘sistema de alarma’ falla. Es como si entraras y salieras continuamente de una habitación que huele a cerrado y a humedad: hacerlo impide que te habitúes y dejes de notar ese olor.

¿Cómo salir de la trampa? ¡haciendo justo lo contrario! La terapia psicológica consiste en dar herramientas a las personas para conseguir que afronten aquello que les provoca ansiedad, de forma que progresivamente vaya bajando hasta desaparecer. Se trata de conseguir que ‘permanezcan en la habitación’ para que su sistema de alarma aprenda que no hay peligro.

Lectura: el libro de autoayuda de Carmen Pastor y Juan Sevillá ‘Tratamiento psicológico del pánico-agorafobia’ me parece buenísimo. Muy interesante para conocer en qué consiste la terapia de este problema.